Pesadillas malas, como tener dulces sueños? (Jennell)

Dormía placidamente en la cama de matrimonio, cuyo lado derecho hacía tiempo ya que estaba vacío. El silencio reinaba en la habitación, las sábanas eran muy suaves y finas y la brisa nocturna y fresca se colaba por la ventana moviendo levemente las cortinas. Aún la luz blanquecina de la luna iluminaba el lugar, decorándolo con sombras y el sonido de las hojas danzando al viento provocaba una preciosa melodía.

De repente, noté un pequeño ruido como una puerta abrirse. Al principio pensé que estaba soñando, pero una mano me tentó entre las sábanas buscando apoyo en mi y la preciosa e infantil voz de mi niña me despertó aquella noche.
Abrí los ojos y allí estaba, con su pelo rubio y sus ojos claros como el azul de un cielo despejado, mirandome con algo de miedo.

¿Que te ocurre mi vida? pregunté entonces. ¿Una pesadilla? Ella respondió asintiendo con la cabeza, y en un gesto le indiqué que le hacía un huequecito en la cama, para que se tumbase a mi lado.

Noté como me acariciaba la cara suavemente tras encontrar apoyo entre mis sabanas. Parecía bastante asustada y su mirada reflejaba algo parecido a la nostalgia. Sabía que escondía algo o que en aquel momento no le agradaría en absoluto tener que contar lo que había soñado así que decidí preguntárselo sólo una vez para no molestarla.

Saphira cariño, ¿Que has soñado? le dije con voz suave cogiendo una de sus manitas para darle un poco de calor. Sabes que puedes contármelo, así te sentirás mejor mi amor. añadi mirandola.

Tras eso le acaricié un poco el cabello y le sonreí con mucho cariño Vamos, dime. ¿Que has soñado?

Le acaricie suavemente el pelo y cogiendo con delicadeza su pequeño rostro hice que me mirara. Esuchame Saphira... sólo ha sido un mal sueño, nada mas. Dije con voz tierna. Mama está aqui, contigo y no va a pasar nada. Estaremos las tres juntas siempre. añadí pensando también en Selene. Trata de dormir un poco más, necesitas descansar mi vida.

Sonreí, le solté la barbilla y le cogí la mano fuerte para mostrarle mi apoyo. Me había extrañado lo de la voz, y el hecho de que mi hija, siendo yo oráculo soñase con eso no era una buena señal. Era Selene la verdadera heredera de mis poderes de oráculo, pero Saphira podría tener sueños premonitorios...

Tranquila.... Dijo al verla tan nerviosa. Una niña tan pequeña con esos ojos tan preciosos y tan asustada daba mucha ternura, y más aún si esa niña tan bella es tu hija, que nació de tu ser. Saphira era una hermosa y obediente niña que a penas daba problemas, sólo tenía a veces pesadillas que me empezaban a asustar a mi también. La gran mayoría de veces en la pesadilla salía yo misma; Bien alejandome, bien desapareciendo, o diferentes cosas negativas para ella y todas llevaban siempre al mismo camino; mi muerte. Pero como madre, debía tranquilizarla a ella.

Quieres que te cante? Le pregunté cuando me lo pidió. Una nana, o una canción bonita, que prefieres mi amor? La miré con cariño y la abracé fuerte. Se la veía bastante nerviosa, probablemente aquella noche no dormiría más. Sin embargo su hermana mayor Selene, estaría descansando, lo cual me tranquilizaba a mi. Al menos ahora podíamos estar en paz... no me agradaría recordar los malos momentos que pasamos las tres en los últimos años de mi matrimonio con Patrick. Aquello nos afectó mucho, pero por suerte Saphira a penas lo recordaba.

Una nana bonita eh? Dije sonriendo. Le cogi la nariz Me lo pones muy dificil... Le saqué la lengua y le dí un beso en la mejilla.Vamos a ver... Una nana bonita... Me hice la pensativa y puse una cara extraña para que se riese un poco.

Entonces la miré, y comencé a cantar.



Poco a poco mi voz suave fue empezando a gustarle, y para que ella dejase de tener pesadillas, creé levemente en su mente una pequeña ilusión de un prado precioso con gente feliz, en el cual su hermana y yo la esperábamos al final de un camino, llamándola y ella llegaba finalmente y nos abrazaba.

Al acabar la canción, noté como ella ya se había dormido, sonreí y la arrope con cuidado para dormirme junto a ella, protegiéndola con mis brazos.